![]() | |
Imagen de Daniel Muñoz |
Guitarrista, cantante y compositor, Diego Carrasco representa un nuevo concepto de la fiesta flamenca, actualizando a un sonido nuevo unas formas añejas. Ya lo pudimos ver y escuchar con gran éxito en Arbolé el año pasado, ahora regresa para ofrecer un nuevo concierto el viernes 13 de mayo a las 22:00 horas
Observador incansable de la vida, lleva a sus composiciones todo el arte de la calle con desparpajo y frescura. Original y hasta surrealista, Diego Carrasco se revela como un orador tradicional que envuelve con descaro y alevosía sus creaciones, cautivando a propios y a extraños, a puristas y nuevo público del flamenco y las vanguardias.
Hoy, Diego Carrasco revitaliza su carrera artística ilusionado con nuevas ideas y proyectos, basados en su inagotable repertorio y enriquecidos siempre con nuevas composiciones, para los que se rodea siempre de jóvenes músicos, mayoritariamente “carrascos”. Como él mismo dice: «ya los niños del barrio me dicen Tío Diego y esas cosas. ¡Ojú que miedo!… pero vamos todavía quedan cositas de las mías por hacer…».
Su último trabajo, “Mi ADN flamenco”, refleja toda su riqueza innovadora y creativa como guitarrista, compositor, cantaor y productor. Con este talento jerezano, polémico y sarcástico, el compás flamenco encuentra otro lenguaje y otro son. Diego es artista de artistas y un caso único, pues con él se ponen de acuerdo los puristas y los modernos. Tiene una especial sensibilidad para encontrar una fuente de inspiración válida en verdaderas nimiedades, y hacer de ellas cantes llenos de espontaneidad y frescura. «Mi ADN flamenco» será presentado en el conciero que ofrecerá este viernes a las 22:00 en el Teatro Arbolé.
Diego Carrasco (Jerez de la Frontera, Cádiz 1954) estudió guitarra flamenca, dedicándose en los primeros años al toque como el «Tate de Jerez». Adquirió mucha experiencia como tocaor de baile con figuras como Alejandro Vega o Antonio Gades. Colaboró con Manolo Sanlúcar en Tauromagia, y con Camarón en Soy Gitano. A partir de 1984 pasa a llamarse Diego Carrasco y cantar sus propias composiciones desarrollando su personal revolución del flamenco, siempre partiendo de una perfecta identificación con el cante más puro de Jerez.