![]() | |
Doctores Lopez Larrea y Ortega |
Por primera vez se han reunido los mayores expertos para estudiar cómo
mejorar la correlación entre investigación en trasplantes y la actividad
habitual trasplantadora (donaciones y realización de los trasplantes).
Su principal conclusión ha sido que mejorando la investigación se podría
conseguir que los trasplantes durasen más tiempo, pues el cuerpo disminuiría la tendencia natural a rechazarlos como órganos extraños. Prácticamente el 10-15 % de los órganos trasplantados se rechazan de manera aguda, pero una gran mayoría de los injertos acabarán siendo rechazados a medio o largo
plazo.
El encuentro se ha desarrollado en el Hospital Universitario Central de
Asturias (Oviedo) los días 24 y 25 de septiembre, estando organizado por la Red de Investigación Renal (REDinREN) perteneciente al Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Ciencia e Innovación, colaborando también el Servicio de Salud del Principado de Asturias y la Fundación Renal Iñigo Álvarez de Toledo.
Los biomarcadores fueron la estrella del encuentro, pues ayudarán a conocer precozmente el inicio del daño del órgano trasplantado y consecuentemente servirán para tomar medidas que mejoren tanto la duración del órgano como la calidad de vida del paciente. Pero lo cierto es que solo estamos empezando a disponer de biomarcadores sensibles y tempranos que adviertan a los médicos de que el daño se está iniciando, que la medicación inmunosupresora es poca o, por el contrario, de que es excesiva. Todavía queda mucho por hacer para conseguir resultados definitivamente satisfactorios, especialmente a los 10 años del trasplante. Actualmente los órganos trasplantados procedentes de cadáver duran por término medio unos 10 años, cifra que alcanza los 15-20 años si el órgano procede de un donante vivo.
Otro de los grandes avances tratados en la reunión científica son un tipo de linfocitos T denominados reguladores (Treg) que tienen la capacidad de inducir supresión natural de la respuesta inmune. Por tanto, si fuera posible aislar y hacer crecer «in vitro» este tipo de células e infundírselas después a un paciente, se podría inducir tolerancia inmunológica en trasplantes, sin necesidad del permanente uso de medicamentos inmunospresores.
La llamada inmunosenescencia también puede ser un factor clave. Como
consecuencia del envejecimiento se produce un deterioro del sistema inmune conocido como inmunosenescencia y que implica una serie de modificaciones en la respuesta inmunológica. Existe una clara asociación entre el mal funcionamiento del sistema inmune y la longevidad de los individuos, de forma que a mayor inmunosenescencia, mayor morbilidad y mortalidad. Cuando al organismo se le introduce un nuevo órgano, es necesario dar unos medicamentos para evitar el rechazo que pueden llegar a producir un deterioro inmunológico parecido a lo que ocurre con el fenómeno de la
inmunosenescencia.
Entre los aspectos más mencionados en la reunión ha estado un proyecto
europeo de gran escala llamado RISET y que el Dr López Larrea, miembro de la Red de Investigación Renal (REDinREN) explica así: «Existen casos en los que por diferentes circunstancias, determinados pacientes han aceptado un órgano trasplantado sin que se produzca rechazo inmunológico sin necesidad de tratamiento inmunosupresor.
Esta aceptación o tolerancia natural frente al injerto es objeto de un
Proyecto Europeo desarrollado en el 6 Programa Marco denominado RISET
(Reprograming the Immune System for The Establishment of Tolerance), cuyo objetivo fundamental es la identificación de nuevas dianas moleculares y genéticas que sirven como biomarcadores pronóstico de tolerancia inmunológica. El conocimiento de los genes y moléculas implicadas en la tolerancia inmunológica permitirá en el futuro el desarrollo de nuevas estrategias terapeúticas que posibiliten » reprogramar al sistema inmune» del estado de rechazo al de tolerancia en transplante sin necesidad de utilizar medicamentos inmunosupresores».
La investigación sobre trasplantes en nuestro país, si bien es de alto
nivel, no alcanza el lugar tan destacado que ocupa España en la obtención de órganos y realización de trasplantes. Este aspecto mejorará mediante la investigación en red que realiza la REDinREN. Según el Dr Francisco Ortega, también miembro de la REDinREN, «Aproximadamente el 50% del crecimiento del PIB de EEUU se debe a la investigación, de manera que un país que no invierte en investigación está destinado a no estar en primera línea y a ir perdiendo puestos en el contexto internacional. La investigación en trasplante puede llegar a ser un campo muy importante de investigación de nuestro país. La producción científica y la capacidad traslacional aumenta enormemente cuando existe una colaboración estable y organizada entre diferentes grupos de investigación, realidad que hoy llamamos investigación en red».
En esa investigación jugará un papel muy importante el Biobanco Nacional
Renal que tiene la REDinREN y al que se envían muestras de pacientes
trasplantados, siendo el primero de España y segundo de Europa de estas
características. España es el primer país trasplantador del mundo, con 34,3 donantes por millón de personas y 3.829 trasplantes realizados el año pasado, lo cual es posible gracias a un modelo de coordinación de
trasplantes que se está imitando en todo el mundo. Sin embargo, la
investigación sobre trasplantes no goza del mismo liderazgo. Por eso la
importancia de que se celebren encuentros para el intercambio de ideas
científicas, como este organizado por la Red de Investigación Renal
(REDinREN).