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Inauguración de CONCLIVIT |
Desde el 10 y hasta el 14 de abril tuvo lugar en Zaragoza (España) el Congreso Internacional sobre Clima y Viticultura (CONCLIVIT), una iniciativa del Gobierno de Aragón, patrocinada por la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). La cita reunió a la comunidad de expertos del sector vitivinícola con objeto de analizar la incidencia del clima como componente del terroir, evaluar las distintas zonas vitivinícolas mundiales y reflexionar sobre el uso racional del agua y los efectos del cambio climático sobre la vid, entre otros temas.
| ![]() | El Congreso contó con algo más de 200 inscritos, el 25% de los cuales llegaron a Zaragoza procedentes de diez países extranjeros: Brasil, Colombia, Francia, Italia, Portugal, EE.UU., Australia, Sudáfrica, Alemania y Grecia. Además de la buena organización del evento internacional, todos los asistentes destacaron el alto nivel científico de las conferencias y de las comunicaciones presentadas |
Como preámbulo del Congreso, el día 9 se celebró la jornada técnica “Vino y Territorio: Zonificación y estrategias”, en la que se abordó la influencia de las características del clima, los suelos y otros factores geográficos de los territorios en las cualidades de los vinos. Durante el transcurso de la misma, expertos como Fernando Bianchi, profesor de la Universidad de Tras-Os-Montes de Alto Douro (Portugal), advirtieron de la posible deslocalización en el consumo del vino en el mundo, un fenómeno que también está llegando a la producción. Mariano Beroz, presidente de la D.O. Somontano y de la Conferencia de Consejos Reguladores de España, destacó la importancia de las Denominaciones de Origen en la valorización del vino, subrayando su papel de marca pública y de estrategia frente a la globalización.
El Congreso sobre Clima y Viticultura abordó el efecto del clima en el desarrollo de la planta, maduración de la uva y calidad del vino . El experto francés Kees Van Leeuwen, Catedrático de Viticultura en la Escuela Nacional de Ingenieros de Trabajos Agrícolas de Burdeos (ENITAB), explicó que, a causa del cambio climático, va a ser necesario apostar por variedades de maduración tardía y resistentes a la sequía, como la garnacha.
En los últimos tiempos, diferentes estudios y experiencias llevadas a cabo en lugares como la Región del Douro -Portugal-, las Denominaciones de Origen de Cariñena y Campo de Borja -España- o los Côthes du Rhône -Francia- han puesto de manifiesto las consecuencias del nuevo equilibrio climático en el cultivo de viñedos. El aumento de las temperaturas está elevando el grado alcohólico y de azúcar de los vinos y viene siendo necesario aplicar riego en verano para paliar los efectos de la evapotranspiración, ya que incluso por la noche la evaporación del suelo hace que se pierda mucha agua. En algunas zonas, en cambio, los efectos del cambio climático están resultando positivos. La producción vitivinícola de Galicia podría duplicarse y se prevé que mejore la calidad de sus caldos. Por otro lado, las condiciones climáticas extremas, como los fuertes vientos sudafricanos, permiten y hasta favorecen el cultivo de viñedos.
La viticultura de países como Estados Unidos, Australia y Sudáfrica se está adaptando mejor que la europea contra el cambio climático. Gregory Jones, catedrático e investigador de climatología de la Universidad de Southern Oregon y especialista en el estudio de la variabilidad del clima y los efectos del cambio climático sobre la agricultura, señaló en CONCLIVIT que las regulaciones del vino europeas impiden llevar a cabo medidas preventivas contra los efectos del calentamiento global en el cultivo de viñedos. Otro experto en la materia, el alemán Hans Schultz, advirtió de que en algunas regiones del mundo se está obteniendo vinos con demasiada graduación alcohólica, en otras, el estrés hídrico es tan elevado que la uva no puede madurar y existen países en los que hace treinta años no se podía cultivar vid y ahora se producen vinos. Schultz abogó por un uso más racional del agua, ya que se prevé que en algunos lugares del mundo no se pueda plantar viñedos en el futuro debido a la escasez de este bien natural.
Precisamente de agua se habló largo y tendido en el marco del Congreso. El argentino Hernán Ojeda, doctor en Ciencias Agronómicas por la Escuela Nacional Superior de Agronomía de Montpellier, propuso en su intervención una adaptación evolutiva de las técnicas culturales en los viñedos mediterráneos, con el fin de atenuar los efectos de la sequía creciente consecuencia del cambio climático. Ojeda propone un “sistema de riego de precisión en vid”, es decir, que el agricultor sepa cuándo y de qué manera debe regar teniendo en cuenta factores como el objetivo del viñedo, la calidad deseada y el rendimiento que se busca. Una serie de estudios llevados a cabo en los últimos quince años proponen a los agricultores un modelo de riego razonado basado en el control del estado hídrico de la planta. Este sistema se utiliza cada vez más en países en los que el riego es imprescindible, aunque el sector agrícola europeo, donde no es habitual, comienza a demandarlo.
También la profesora de la Universidad Politécnica de Madrid, Ana Iglesias, habló de recursos hídricos en CONCLIVIT. Iglesias es coordinadora científica del proyecto MEDROPLAN, financiado por la Comisión Europea y dirigido por el Instituto Agronómico y Mediterráneo de Zaragoza, cuyo objetivo es la preparación y mitigación de sequías en el Mediterráneo. Este proyecto europeo propone una serie de Guías, que ayudan a formular planes o protocolos de actuación ante la escasez de agua, como el pionero Plan de Sequía del Ebro de 2007. Ana Iglesias propone que se actúe en dos sentidos al mismo tiempo: de manera permanente, mediante la desalación, el uso de aguas residuales, la adecuada gestión de acuíferos, el aumento de los recursos disponibles –por ejemplo, con la ejecución de trasvases, “en determinados casos”– o la generalización de los recursos agrarios; y cuando se produce la sequía, considerando la comunicación social, los cambios de gestión y la revisión de las tarifas. Asimismo, defiende un cambio de mentalidad en los países del Mediterráneo, acostumbrados a actuar frente a las crisis o situaciones de pánico, pero no a desarrollar metodologías de análisis de riesgo.
El estudio del clima centró gran parte de las conferencias del Congreso. José María Cuadrat, profesor de la Facultad de Geografía de la Universidad de Zaragoza y presidente de la Asociación Española de Climatología, señaló en su intervención que, en España, las temperaturas están incrementándose. Del análisis de la información térmica de los últimos cien años se desprende que, desde los años setenta, se ha producido un aumento destacado de las temperaturas, sobre todo de las mínimas. Este fenómeno es más significativo en las estaciones extremas −verano e invierno−. Los cambios climáticos no ponen en peligro el futuro de la viticultura, en opinión de Cuadrat, pero sí exigen una adaptación a las nuevas condiciones.
Los doscientos inscritos en el Congreso tuvieron la oportunidad de visitar las entrañas de las cuatro Denominaciones de Origen aragonesas –Cariñena, Campo de Borja, Somontano y Calatayud–, con objeto de ahondar en la concepción del vino como producto de la tierra, ligado a su lugar de origen. En todas las Denominaciones de Origen, los congresistas visitaron calicatas o excavaciones de hasta dos metros de profundidad, que permiten una inspección visual del terreno y que se han sondeado con anterioridad al arranque de CONCLIVIT. Allí, se les entregó un estudio del perfil de la parcela, con numerosos datos estadísticos –topografía, clima, suelos, etcétera– de los lugares de producción y tuvieron ocasión de reconocer in situ la tierra en la que se gestan los vinos aragoneses. El examen del medio geográfico fue realizado por especialistas de la Universidad Politécnica de Madrid, del Centro de Transferencia Agroalimentaria del Gobierno de Aragón y las propias Denominaciones de Origen, con motivo de la celebración del Congreso.
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