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Josep Guardia durante su intervención en el Congreso |
El XXXIX Congreso Aragonés de Atención Primaria ha dedicado un aula formativa al tema “Alcoholismo y depresión. El pez que se muerde la cola”, recalcando que el trastorno por consumo de alcohol suele pasar desapercibido al atender a pacientes jóvenes.
Detrás de un caso de depresión puede haber otro de alcoholismo y estar tan conectados ambos que al acabar con el consumo de alcohol, la depresión llegue a desaparecer espontáneamente. La interrelación entre estos dos problemas médicos es el tema del aula formativa “Alcoholismo y depresión. El pez que se muerde la cola”, que imparte esta mañana dentro del XXIX Congreso Aragonés de Atención Primaria el doctor Josep Guardia, consultor senior de la Unidad de Consultas Adictivas en el hospital Sant Pau de Barcelona.
El doctor Guardia ha señalado que la conexión entre estas dos enfermedades es una “evidencia irrefutable” y las dos se influyen mutuamente “en una espiral progresiva”, ya que tanto los pacientes con depresión tienden al consumo de alcohol para mitigar sus síntomas y desconectar de su situación como los alcohólicos sufren dificultades emocionales que llegan hasta el síndrome depresivo completo.
Este especialista ha recalcado que los dos trastornos tienen tratamiento, pero que es común entre los pacientes más jóvenes que el problema con el alcohol pase desapercibido y por lo tanto, se atienda solo el caso de la depresión, lo que hace que el tratamiento no sea eficaz y que haya más recaídas.
En su ponencia en el Congreso Aragonés de Atención Primaria, Josep Guardia ha destacado la importancia de que los médicos de familia sean concientes de tener en cuenta un posible trastorno por consumo de alcohol al atender a pacientes jóvenes, ya que suelen reconocerlo bien a partir en los enfermos de más de 40 años por las distintas patologías que conlleva, pero pasa desapercibido antes.
El doctor ha resaltado que entre los jóvenes la dependencia del alcohol se suele manifestar en “atracones de bebida”, en los que se toman varias dosis seguidas, “no por voluntad, sino porque no pueden evitarlo”, y que detectar y abordar estos casos de dificultad para controlar el consumo “evitaría consecuencias negativas médicas, psiquiátricas y adictivas”. Así, ha resaltado la importancia de que los profesionales de la atención primaria tengan presente esta posibilidad y busquen el “síntoma cardinal” de no controlar el consumo hablando con el paciente y sus familiares y relacionándolo con otros síntomas como problemas en las relaciones, accidentes de tráfico o violencia doméstica.
A este respecto, este especialista ha recordado que cualquier consumo de alcohol supone un riesgo y que no debe pasarse la cantidad diaria de 4 cañas de cerveza para los varones y dos para las mujeres. Sin embargo, según estudios como el publicado este mismo año en BMC Family Practice, el 7,6% de los casos médicos en España (y el 8,7% en la UE) tienen su causa en el consumo de alcohol, pero de este porcentaje de pacientes solo el 28,3% han hecho tratamiento contra este trastorno.
El doctor Josep Guardia ha recalcado que todas las conductas adictivas se relacionan con la depresión “y si se deja de beber, aunque sea temporalmente, es una ayuda importante”.