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Paseo de la Independencia | JOSÉ ANTONIO DUCE |
José Antonio Duce nos muestra una preciosa imagen de una de las avenidas más emblemáticas de Zaragoza cuando ésta todavía contaba con un boulevard central, tal y como lo mantienen Gran vía o Fernando el Católico. En la escena, casi irreconocible hoy en día, diferenciamos elementos ya desaparecidos como el ya mencionado paseo central, el antiguo tranvía y las viejas farolas, junto a los viandantes ataviados con las vestimentas típicas de la época, entre las que destaca el uniforme de los regadores
Esta fotografía en blanco y negro transporta 56 años atrás a todo el que la ve. Se trata de la segunda vía más grande y una de las más conocidas y transitadas de la capital aragonesa, el Paseo de la Independencia, que poco después fue convertido en avenida por el alcalde Gómez Laguna. En el estilo de esta vía, con un inmenso paseo central, se pueden observar características heredadas de los grandes bulevares franceses del siglo XIX. En cambio, paradójicamente su nombre conmemora la expulsión de las tropas francesas de la ciudad durante la Guerra de la Independencia.
La fotografía muestra como el paseo central, que divide la vía en tres partes, deja circular a los coches y al antiguo tranvía por los laterales, mientras que sobre él paseaban los ciudadanos. Este boulevard, con multitud de árboles y unas clásicas farolas, es quizás el punto que más diferencia a esta imagen de la que podemos encontrar en la actualidad, sobre todo tras la transformación de la vía en 2002.
Además, en esta escena, despierta curiosidad la figura de los regadores, que limpian el suelo con el agua de una manguera. Muchos eran los niños que les provocaban cantándoles “la manga y riega que aquí no llega, si llegaría me mojaría”, una curiosa forma de jugar que dista mucho de la actual, ya que los medios para divertirse también se han multiplicado a lo largo de los años.
Pese al paso del tiempo, hay un elemento en la fotografía que permanece intacto, se trata del edificio de correos, que se vislumbra tras los árboles, y que mantiene su estilo mudéjar desde 1926. Y es que si miramos bien, encontraremos que la esencia del antiguo paseo perdura hasta nuestros días.