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San Juan de la Peña | JOSÉ ANTONIO DUCE |
El claustro del monasterio viejo de San Juan de la Peña, en el Pirineo oscense, protagonizan una nueva entrega de la serie de instantáneas del fotógrafo aragonés José Antonio Duce titulada “Aragón en mi recuerdo”.
Cuenta la leyenda que un joven llamado Voto se encontraba de caza por las tierras próximas a Santa Cruz de la Serós, en el Pirineo oscense, cuando al avistar a un ciervo y correr tras él, se despeñó por el precipicio del monte Pano. Por obra de un milagro, su caballo se posó sobre la tierra suavemente. Sano y salvo, el joven vio una ermita dedicada a San Juan Bautista y, en su interior, el cadáver de un ermitaño de nombre Juan de Atarés. Tras el descubrimiento Voto regresó a Zaragoza, vendió todos sus vienes y, junto a Félix, su hermano, se retiraron a la cueva para iniciar una vida como ermitaños.
El monasterio de San Juan de la Peña es un lugar de leyendas, de reyes y también un espacio que recoge algunas de las mejores piezas del románico de esas tierras pirenaicas.
El claustro, que se halla cobijado bajo la roca de la montaña, es uno de los espacios más emblemáticos de todo el complejo monástico. La estructura de los arcos está ornamentada con el característico ajedrezado jaqués y los capiteles muestran escenas de animales fantásticos, adornos florales y pasajes de la Biblia, como la creación o la tentación y expulsión del paraíso de Adán y Eva. El autor de algunos de ellos fue el Maestro de Agüero, que cuya escultura se caracteriza por los enormes ojos almendrados y la expresividad de los personajes y el delicado acabados de sus vestidos.
Esta vez, la siempre magistral captura de Duce consigue llevarnos, con una sola imagen, a un tiempo anterior al resto, a la que fue la mismísima cuna y panteón de los primeros reyes de nuestra tierra.