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Visión de Duce de la defensa en los Sitios |
La guerra empeoraba para los sitiadores, su moral se veía mermada, unido al calor infernal de aquel mes de julio. Los franceses creían en las tácticas de estrategia militar, así pues, la contienda debía llegar a su fin una vez abiertas las brechas de las murallas que protegían la ciudad; pero esto no era así, sólo estaba concluyendo el primer asalto.
Ante la escasez de soldados españoles, la población, tanto hombres como mujeres, toman las armas y protegen la ciudad. Se fabrica pólvora en las ciudades aprovechando el salitre de las paredes, y la mano de obra encargada de ello serán mujeres e incluso niños. Todo el mundo contribuye en la medida de sus posibilidades a la defensa de la ciudad.
El invierno recrudece la vida durante el segundo Sitio, escasez de bienes y numerosas epidemias provocan bajas cuantiosas. La logística militar no estaba siendo tan acertada como en el primer Sitio, unido a esta desorganización, los enfrentamientos entre ambas grupos, población y militares se suceden. Se cuentan muchas más bajas en el bando de los defensores que en la de los franceses, muchas víctimas anónimas que contribuyeron con sus esfuerzos a la defensa de la ciudad.