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Chucho y Bebo Valdés |
Chucho & Bebo Valdés actuarán en el Auditorio este jueves, dentro del ciclo Jazz Zaragoza. El concierto comenzará a las 21,00 horas y el precio de la entrada es de 25 euros (en anfiteatros). El espectáculo, fuera de abono, está enmarcado en la gira “Juntos para siempre”, que ambos artistas están llevando a distintos escenarios de nuestro país.
Bebo Valdés nació el 9 de octubre de 1918. Chucho el mismo día de 1941. A punto de cumplir 90 y 67 años respectivamente, el mejor regalo de aniversario que se podrían y nos podrían hacer es “Juntos para siempre”, un disco único y excepcional, impulsado por Calle 54 Records, que comienza con “Preludio para Bebo”, una composición de Chucho Valdés que se introduce con aire clásico, casi rozando el impresionismo francés, para continuar en terrenos más jazzísticos con claras influencias latinas. Una filigrana que precede a “Descarga Valdés”, pura latinidad a dos pianos con el virtusiosmo esencial de Chucho Valdés y la esencia virtuosa de su padre Bebo. Un tumbao ondulante y bailable compuesto al alimón, con referencias a clásicos como “El manisero” y que marca el carácter del álbum, como lo hace el siguiente tema, el clásico “Tres palabras”. Compuesto por Osvaldo Farrés, toma aire de bolero a dos pianos, interpretado con enorme delicadeza, mientras “Rareza del siglo” es obra de Bebo y también reúne culturas musicales pianísticas desde el jazz latino hasta el blues.
“Tea for Two” es un estándar compuesto en 1925 por Vincent Youmans para el musical “No, No, Nanette”, que han cantado desde Nat King Cole hasta Anita O’Day, pasando por una versión en cha-cha-cha de Tommy Dorsey y otra del pianista Art Tatum. Bebo y Chucho ofrecen una versión saltarina, juguetona, con lugar para la improvisación. “Son de la loma” es una composición magistral de Miguel Matamoros, que forma parte de la memoria de Bebo y Chucho desde siempre y que, interpretada a dos pianos, se convierte en una obra maestra. “La gloria eres tú” (compuesta por José Antonio Méndez y que han cantado desde Pedro Infante y Vicentico Fernández hasta Luis Miguel y Alejandro Fernández) es otro modelo de latinidad a dos pianos, mientras en “A Chucho”, Bebo devuelve el homenaje que le hiciera su hijo en “Preludio para Bebo”, con una pieza a piano solo llena de gracia y swing. “Sabor a mí” es otro clásico incuestionable mil veces versioneado (Los Panchos, Los Lobos, Lila Downs, Mina…), obra de Álvaro Carrillo y que Bebo y Chucho alejan del bolero para convertirlo en cha-cha-cha. “Perdido”, de Juan Tizol, fue interpretado en 1941 por Duke Ellington y grabado, ni más ni menos, que por Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald, Dinah Washington, Art Tatum, Quincy Jones… Una maravilla que en la versión de Bebo y Chucho mantiene un ritmo swingueante con dos pianos que bastan y sobran.
En la recta final del álbum no podía faltar “Lágrimas negras”, de Miguel Matamoros, un emblema en la carrera de Bebo Valdés que, en compañía de Chucho, vuelve a sonar nuevo, fresco, emocionante. Y el disco se cierra con “La conga del dentista”, de Osmany Valdés, el dentista de Chucho, porque para acabar, “nada como una conga”, como se puede leer en el libreto del disco. Unas palabras a las que siguen otras que resumen el espíritu de un álbum histórico: “Este disco es un diálogo, un abrazo y también el legado de dos artistas que tuvieron que vivir separados más tiempo del que ambos hubieran querido. En este disco, Bebo y Chucho están ya, por fin, juntos para siempre”.