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Pendulum fue uno de los grandes reclamos de la noche |
Mascarilla para el polvo, bañador y bebidas energéticas han sido los componentes del “kit de supervivencia” para las cerca de 35.000 personas que el Monegros Desert Festival reunió este fin de semana en sus 20 horas de electrónica, hip-hop, drum&bass y otros muchos estilos musicales.
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Un motivado público disfrutó de 20 horas ininterrumpidas |
La gran fiesta de la música electrónica comenzaba la tarde del sábado su decimosexta edición con una discreta pero escalonada asistencia. La oferta de la primera hora, con el dj residente Raúl Mezcolanza en el escenario Open Air Gobierno de Aragón, Narcotic Dlux en el Hazard Open Air y Mwëslee en el Red Bull Academy, calmaba los nervios de los más tempraneros, dispuestos a disfrutar del festival, sin límites.
La afluencia máxima del público se produjo alrededor de las diez de la noche, cuando el calor se iba apaciguando y los cinco espacios habilitados en el recinto comenzaban a sucederse de nombres destacados en el panorama musical internacional.
El disgusto de la noche lo anunciaba un enorme cartel en la entrada, que avisaba de la cancelación del concierto de uno de los más aclamados en esta edición: el rapero Busta Rhymes que, tras un enfrentamiento con su manager, ha decidido cancelar su gira. También faltó en la escena la estrella del dubstep británico Caspa, uno de los triunfadores de la última edición del Sónar.
A pesar de estas ausencias, el festival funcionó a pleno rendimiento durante su desarrollo. Representando el hip-hop, los sevillanos SFDK conquistaron al personal con su gracejo andaluz y sus poderosas bases forjadas en el funk más férreo. Club de los Poetas Violentos ofrecieron un espectáculo de los que no se olvidan. La Mala arrolló con su presencia escénica, que revolucionó al público y lo dejó más que preparado para los ritmos angoleños de Buraka Som Sistema, que hizo bailar hasta a los más agotados con su archiconocido “Wegue. wegue”.
Cambiando de tercio, en la electrónica tuvieron cabida The Bloody Beetroots Death Crew 77, que mostraron su lado más gamberro a un motivado público. Los alemanes Digitalism no bajaron el nivel de la fiesta con el pegadizo “Pogo” y otros temas. Cristian Varela y Dj Murphy tornaron la noche hacia el techno, aunque con distintos matices.
La Carpa Eristoff y el Red Bull Academy, espacios pensados para los más bailongos, ofrecieron ritmos de la galaxia urbana londinense de la mano de Aphrodite, Subfocus, Cardopusher (cubriendo la baja de Caspa), The Horrorist, Marco Carola y Loco Dice. Sin obviar el techno sin etiquetas de Popof, Adam Beyer, Mathew Jonson, Paul Ritch o Marc Marzenit.
El Hazard Open Air supuso el enclave favorito para los seguidores de la electrónica más extrema que disfrutaron del portugués Du Art, de los brasiñelos Eto&Gab y Pet Duo, del francés Guigoo Narkotek o del alemán Frank Kvitta.
En el Open Air Gobierno de Aragón, el principal escenario, recibió al esloveno Umek, al chileno Luciano y a los 2Many DJs, que tras el Sónar, ofrecieron otro espectáculo vibrante, visual e inspirador. Sin embargo, el impacto llegó con los australianos Pendulum, los supuestos sucesores de The Prodigy pero con aires más rockeros, y con el francés Laurent Garnier y su poderoso directo. Jeff Mills no quedó deslucido por ello, sino que completó esta magnífica triada, clímax del festival fragatino.
El público extranjero ha constituido este año alrededor de la cuarta parte de los asistentes, alcanzando así una gran proyección internacional con visitantes de Italia, Francia, Portugal y Alemania.
La cita monegrina ofreció una apoteosis musical a todos los asistentes, sin incidencias destacables, pero demostrando que la crisis ha hecho mella en los bolsillos de los españoles debido a la reducción del número de asistentes en comparación con ediciones pasadas. Sólo queda disfrutar del poso que éste ha dejado e ir abriendo el apetito para la próxima edición.