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Don Juan, el burlador de Sevilla |
Esta semana, la compañía Pentación Espectáculos presenta en el Teatro Principal la obra “Don Juan, el burlador de Sevilla”, que protagoniza el joven actor Fran Perea, conocido por su papel en la popular serie televisiva Los Serrano. Las funciones darán comienzo el viernes a las 22,00 horas, el sábado a las 19,00 y las 22,00 horas, y el domingo a las 19,00 horas.
ARGUMENTO
Una España en decadencia política y moral da nacimiento al mito de Don Juan.
Es la otra cara del que años atrás, derrotado y cansado, enterrara Cervantes. El ideal de humanidad, el quijotismo español tiene un feroz reverso de la medalla en el Don Juan individualista y asocial: un hombre español y cosmopolita, desengañado de un ideal por el que luchar, y que lucha por su capricho, por los dictados de su real gana. Es la afirmación ciega y estéril de su propio yo, de su egoísmo. A Don Juan no le interesa el amor, no le interesan las mujeres ni la sexualidad, sino probarse a sí mismo que es capaz de vencer. Don Juan es un exponente de la impunidad y la corrupción en una España monárquica. Don Juan es el poder. Es el afán de dominio, la sublimación del ego: nada ni nadie por encima de él. Es producto de una monarquía corrompida, una nobleza ociosa, viajera y cosmopolita: eran de dominio público, y probablemente celebradas, las galantes aventuras del Rey.
Tirso habla de la corte de Alfonso XI, por no hablar de la suya propia. Y nosotros podríamos hablar de la nuestra a principios del siglo XXI. En el XVII vivía y triunfaba Lope de Vega, soldado en Italia y recalado en Sevilla, un don Juan mil veces arrepentido y mil veces en las andadas, a quien un tal Tenorio raptó una hija. Cualquiera de estas referencias pudo inspirar a su discípulo Tirso, Confesor Real, y cuyo confesionario debió proporcionarle un rico conocimiento del disoluto mundo del entorno monárquico . Don Juan, como el Rey, es tolerado y envidiado por el público masculino: él posee lo que ellos carecen: la libertad, la capacidad de huir, de recobrar un estado primitivo sin obligaciones ni responsabilidades. Su poder, su relación con el poder, su posición social y económica es cobertura de su éxito.
Un poder amoral como el de esa monarquía que tiene en el ocio su único trabajo y que protege a los suyos para su propia supervivencia. Que dicta unas leyes al servicio del hombre que toleran con benevolencia los abusos del mismo hacia la mujer.
La muerte, el supuesto castigo a la conducta de Don Juan, no le llega del poder o la justicia, sino de su propio juego, como a un torero, de una ruleta rusa creada en la irrealidad ya que la realidad no le basta, y que supone el listón más alto de esa vida ociosa, por y para el riesgo, que su posición social le permite. Una posición privilegiada en una sociedad en decadencia que llevaría a la extinción de la misma Casa Real.
FICHA ARTÍSTICA
FRAN PEREA, JORGE ROELAS, ISABELA ISABEL PINTOR, MANUEL TEJADA, JUAN FERNÁNDEZ, BATRICIO ENRIQUE ARCE, LLUVIA ROJO, MARINA SAN JOSÉ, ANA SALAZAR