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El legado histórico y artístico de las diferentes sociedades y culturas que han construido Zaragoza permanece latente en sus calles, monumentos y plazas. Sin embargo, las planificaciones urbanísticas no siempre han respetado todo lo que hubo, sobre todo cuando el presente subyuga el pasado a sus necesidades inmediatas. Pese a los avatares históricos, o tal vez por ellos, el visitante puede percibir el rico patrimonio que a veces esconden y otras ostentan sus edificios.
Época Romana
Los romanos, como buenos estrategas, en su conquista de la península ibérica, fundaron una ciudad a orillas del río Ebro en el año 14-15 a.C. y la llamaron Cesaragusta en homenaje al Emperador que transformó el Imperio en “República” a través de las Res Gestae. A lo largo de cuatro siglos, los ediles de la ciudad articularon las actividades ciudadanas en torno al foro, al teatro de la época de Tiberio y al puerto fluvial, ya que el río servía tanto de vía de comunicación como de abastecimiento. Los dos ejes principales de la villa, el cardo y el decumano, corresponden hoy con la calle Don Jaime y la calle Mayor. La muralla, que se reforzó en el siglo III por la situación conflictiva que vivía la península, recorría el actual Coso.
Zaragoza musulmana
Cuando los musulmanes entraron en la península, en el año 711, el reino visigodo se encontraba en crisis interna y apenas hubo enfrentamientos. Las tropas de Tariq Ibn Yizad alcanzaron pronto el valle del Ebro, llamando a la principal ciudad que allí se asentaba Al-Baida, la Blanca, por el reflejo del sol en sus murallas. Por la ciudad pasaron diferentes dinastías, no sin enfrentamientos internos entre las élites, a veces ecos de los avatares del emirato y califato omeya, otras con torbellinos propios. La eclosión de la autoridad central en el S.XI dio paso a 26 reinos taifas. Zaragoza, en plena decadencia política, vivió entonces un momento de esplendor cultural con la Aljafería, la Mezquita mayor y el Torreón de la Zuda como bandera o el maestro Avempace, como legado intelectual.
Zaragoza románica y mudejar
Alfonso I el Batallador entró en Zaragoza en el año 1118. La comunidad mozárabe que estaba articulada en torno a Santa María La Mayor adquirió plenos derechos, pero las élites musulmanas comenzaron a emigrar hacia el sur, éxodo relatado por el Ibu Al-Kardabus. La ciudad vivía un momento de crisis económica, los musulmanes tenían prohibido llevarse alhajas y los que se quedaron fueron a vivir a la morería. Para disminuir el absentismo citadino Alfonso I concedió fueros a la ciudad de Zaragoza, privilegios a los que se aferrarían los habitantes y que respetarían los monarcas sucesivos.
Zaragoza Bajomedieval (Ss.XIII-XIV)
En esta época la ciudad tenía alrededor de 19.000 habitantes, muchos de ellos llegados provenientes del campo. A diferencia de otras ciudades, aquí el estado llano aparecía representado en el cuarto brazo de las cortes, asambleas que reunían al rey con el representante de la ciudad. Zaragoza continuaba siendo una ciudad privilegiada. Uno de los privilegios más destacados concedidos por los reyes a la ciudad fue “el privilegio de los veinte”. Además la figura del Justicia velaba por la defensa de la ley y había muchos gremios y cofradías, que poseían sus servicios de solidaridad mutua, fiestas y devociones específicas.
Sin embargo los ciudadanos se encontraban los moros “habitadores de su recinto” y los vecinos con arraigo y pleno derecho, y entre estos ciudadanos también había estamentos: los ciudadanos, los caballeros e infanzones y los eclesiásticos. La gran nobleza terrateniente era, por su parte, un cuarto grupo.
Además, la corona de Aragón se enfrentó contra la castellana y los pleitos entre el Rey y los nobles desangraban la ciudad y la peste negra extendida desde los puertos Genoveses se cebó con la población. El barrio de San Pablo y los orígenes del mercado en su ubicación actual son de esta época.
Zaragoza Renacentista
El auge de la nobleza terrateniente y comercial se refleja en los palacios familiares que todavía se pueden ver en la ciudad (Donlope, Miguel Torrero, Huarte, Gabriel Zaporta, Luna, Sástago…) En esta esta época se construyó la Lonja de Mercaderes y una torre vigía frente al Puente de Piedra., la Torre Nueva, hoy desaparecida. Las imprentas, la casa de ganaderos o los estudios de Arte animaban la villa. Las calles se empedraron y la diputación tomó medidas para mantener la limpieza y orden en la retícula urbana. Mientras tanto los gremios que desarrollaban actividades tóxicas, como los curtidores, los fabricadores de jabón o de pólvora, fueron desplazados extrarradios, así mismo el matadero municipal que se alojó en el actual Arrabal.
El Hospital de Nuestra Señora de Gracia recaudaba dinero para la piedad y el auge del protestantismo en el norte de Europa precipitó La Contrarreforma que lanzó su brazo armado con El Tribunal de la Santa Inquisición, cuya sede se instauró en la Aljafería.
Zaragoza Barroca
| ![]() | En el S.XVII lo crisis de la monarquía hispánica y de la nobleza rentista hizo recaer el comercio y el flujo de capitales. Se sucedieron las crisis agrícolas y las pestes de 1658 y la de 1652 incrementaron la mortalidad habitantes y la religiosidad. Las oligarquías urbanas, menos reticentes a Castilla que la nobleza, mantuvieron sus puestos. Pese a la crisis o tal vez por ella, surgieron hospitales, asilos y montes de piedad y se levantaron templos, seminarios, iglesias, conventos, capillas, oratorios y claustros como nunca. (Iglesia de San Felipe y Santiago, San Nicolás de Bari, Nuestra Señora del Portillo, Iglesia de San Juan de los Panetes…) Ingresar en una orden o cofradía eran salidas seguras para los hijos arruinados de la ciudad. El culto mariano se incrementó con la construcción de La Basílica del Pilar, desde entonces, seña de distinción de la ciudad. Las dos catedrales, la de la Seo y la del Pilar, vivieron algunos enfrentamientos, los moriscos que quedaban fueron expulsados. |
Zaragoza Ilustrada o Neoclásica
La guerra de la Sucesión y los Decretos de Nueva Planta de Felipe V fruncieron la ciudad de Zaragoza a las disposiciones centralistas, Zaragoza perdió sus privilegios forales y el tercer estado su representación en el concejo. Sin embargo la burguesía ganó un espacio clave en la sociedad y los aires liberales que venían de Europa hicieron de Zaragoza un rincón ilustrado. La inmigración francesa tuvo mucho que ver en ello. El canal Imperial de Aragón, la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis o la Real Sociedad Económica de Amigos del País son algunas de las instituciones progresistas que quisieron fomentar la Industria, Agricultura, Comercio o Enseñanza frente a otras instituciones más estáticas y oscurantistas. Zaragoza contaba con 45.000. A veces los precios se disparaban y quienes lo sufrían eran las clases populares que protagonizaron motines, como el de 1766.
La ciudad creció y en torno a los conventos germinaron jardines que darían paso a la construcción de grandes avenidas como el paseo Independencia, a cargo del francés Suchet. Algunos de los personajes ilustres de esta época fueron Pignatelli, el Conde Aranda, Goicoechea, los Bayeu o el mismo Goya, que murió en el exilio a causa de la restauración del orden conservador (Fernando VII) tras la guerra de la independencia.
Zaragoza decimonónica
En el S.XIX la ciudad creció en todas las direcciones y configuró bulevares, paseos y caminos en los que levantan torres. A mediados de siglo el ferrocarril llegó a la ciudad y supuso un importante motor de progreso. La desamortización de Mendizábal pasó muchas de las propiedades de la Iglesia a manos del Ejército. El teatro ofrecía un atractivo para las noches ociosas de las clases burguesas. Y la ciudad estructuraba sus barrios según clases sociales.
El siglo XIX y principios del XX es una época de construcción de la identidad nacional española en los espacios públicos y en los museos. Los arcos de triunfo, puertas monumentales, estatuas y fuentes llenaron las calles, parques y plazas de la ciudad, así mismo se reformaron los casinos y los teatros. A finales de siglo, las tendencias arquitectónicas iban a sucederse con la velocidad de las épocas modernas. Modernismo o historicismo (neorrenacentista sobre todo) cuajaron en una Zaragoza que alberga círculos regeneracionistas, tascas populares y fuerzas vivas.
Zaragoza S.XX
Durante los años 20, y durante la dictadura de Primo de Rivera, se incrementaron las infraestructuras públicas y se inauguró la Academia General Militar de Zaragoza (1928). La política ferroviaria con la inauguración del Canfranero y la política hidráulica con la creación de la Confederación Sindical Hidrográfica del Ebro fueron las grandes beneficiadas en una época de represión sindical. En 1930 la renovación arquitectónica europea se dejó sentir en Zaragoza. Los principios racionalistas de la Bauhaus y las tendencias funcionalistas de Le Corbusier se filtraron en los planes de los arquitectos y técnicos que constituyeron la GATEPAC (Grupo de Artistas y Técnicos para la Arquitectura Contemporánea)
En los años 40 y 50 la arquitectura se replegó sobre el regionalismo y la exaltación de los ideales nacionales, al estilo del Sacrario Militare Italiano. Además la Falange construyó edificios de viviendas de protección oficial. En los años 80 la ciudad volvió a crecer, aunque sin una planificación exhaustiva.
12 Comentarios. Dejar nuevo
Me parece muy detallada e interesante
Dentro de unos días me desplazo tres días a Zargoza y voy algo más infor manda gracias x este espacio
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