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Imagen conmemorativa del centenario de Joaquín Costa |
Este martes arranca en Graus el programa de actos que recuerda la muerte del aragonés hace 100 años. El comisario del centenario, Cristóbal Gómez, repasa la figura del intelectual aragonés. Según Gómez, «para entender lo que ha pasado en España en el siglo XX es fundamental conocer a Joaquín Costa»
Este martes comienzan los actos de celebración del pensador aragonés Joaquín Costa que tendrán lugar en la localidad oscense de Graus. El presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, es el encargado de iniciar estos actos, acompañado por los consejeros de Política Territorial, Justicia e Interior, Rogelio Silva, y de Educación, Cultura y Deporte, María Victoria Broto.
El comisario del centenario de la muerte de Joaquín Costa, Cristóbal Gómez, destaca que Costa «realizó un diagnóstico sobre España que determinaba porqué no era una nación moderna». El emblemático estudioso vivió con dolor ese atraso y, a diferencia de otros pensadores de la época, acometió una labor gigantesca de profundizar en la naturaleza y en las raíces de esa situación. Razón por la que estudió economía, historia, geografía, política y derecho con el objetivo de buscar argumentos para explicar el proceso y el devenir de la historia contemporánea.
Gómez subraya que el diagnóstico que realiza del país fue muy polémico. Un análisis que Costa plasmó después de la I República. Costa fue muy crítico con el sistema político de la Restauración y, de este sistema de monarquía parlamentaria, aseguró que solamente era democrático en apariencia, puesto que las elecciones eran falseadas y realmente era un sistema oligárquico.
Este modo de analizar la historia fue muy novedoso por dos motivos: porque Costa basó su estudio en una perspectiva sociológica y porque lanza su proyecto de reformas. Sobre ello, el comisario de este centenario recalca que el ámbito de reformismo de este pensador no se limitó a la política general, sino que también desarrolló medidas aplicadas: »Es el único pensador que ocupándose de temas generales se preocupó por políticas concretas». Estas propuestas inspirarían las reformas ejecutadas en la II República.
Su proyecto de reforma política se caracterizó por que asegura que no se puede hacer una democracia sólida si no hay una justicia social previa, una idea que él mismo resumió en la frase: «Quien tiene la llave del estómago tiene la llave de las conciencias».