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En Zaragoza hay casi 1.000 mesas electorales |
Cerca de 9.000 ciudadanos empadronados en Zaragoza han participado en los comicios electorales como miembros de las 971 mesas dispuestas por todos los distritos de la ciudad. Estos ciudadanos, elegidos en sorteo por la Junta Electoral, han destinado una media de doce horas de trabajo ininterrumpido para que la jornada de votaciones y el posterior escrutinio de votos se desarrollen con normalidad. Presidentes y vocales son la otra cara social de estas elecciones, que congregan en las sedes de los colegios electorales a más de 730.000 zaragozanos, 4.566 más que en la últimas generales de 2008.
Amanece nublado sobre Zaragoza. Hoy es día de cita con las urnas. Atrás quedaron mítines, eslóganes y toda la parafernalia electoral de las fuerzas y partidos políticos que concurren a estas elecciones marcadas por la crisis y la desconfianza de los ciudadanos hacia sus representantes, dentro de un contexto de crisis económica y malestar social generalizados dentro de la zona euro. Un total de 35,7 millones de españoles tienen en sus manos otorgar, para los próximos cuatro años, un mandato clave y trascendental para el país. 60.500 mesas electorales se han puesto en marcha a las nueve de esta mañana, 2.263 de ellas le corresponden a Aragón. 1.018.508 personas censadas en la Comunidad aragonesa podrán elegir a 13 diputados y 12 senadores en las 6.790 urnas que movilizarán a unas 28.000 personas para el buen desarrollo de las votaciones.
Entre esas personas se hallan los ciudadanos que, mediante una designación por sorteo de la Junta Electoral Provincial, deberán acometer una jornada de, al menos, 11 horas detrás de una mesa electoral. Son los presidentes y vocales que recogen y depositan en las urnas el voto de los ciudadanos. Una amalgama de edades, comportamientos y sexos que convierte a esta parte del proceso electoral en la cara más humana y cercana de la democracia.
Entre ellos se encuentra Roberto, de 45 años de edad y médico de profesión. Uno de los 8.739 residentes en Zaragoza que participa en una mesa electoral, en una de las 971 repartidas en la capital de Aragón, instalada en el colegio público Recarte y Ornat de Zaragoza. Cada mesa está asistida por un presidente, dos vocales y dos suplentes más por cada uno de ellos. En total 9 personas, de las que solo estos últimos, una vez comprobadas las identidades y la presencia de todos los citados al acto, podrán marcharse a sus domicilios debiendo estar localizados durante todo el día por si fuese necesario su concurso en caso de enfermedad o indisponibilidad de los titulares por causa justificada.
El presidente de mesa debe, por ley, ostentar una formación académica de grado medio
o superior. Cada miembro de la mesa cobrará una dieta de 62,61 euros. “Ante todo -recalca Roberto- es un día muy importante y debemos de ser pacientes y ayudar a que la jornada se desarrolle con absoluta normalidad”. Otro de los llamados a colaborar con esta cita es Raimundo, jubilado de 69 años, y que ya tiene experiencia en estas lindes. Le corresponde el puesto de vocal al que no ha renunciado a pesar de que entre los 65 y los 70 años, una persona puede eximirse voluntariamente de este proceso. “Me lo pasé muy bien en la anterior ocasión en que me tocó, conocí a mucha gente y encima me pagaron. ¿Qué más se puede pedir?”, responde Raimundo. En la otra cara de la moneda se encuentra Ana, administrativa de 42 años y madre de dos pequeños. “A mí me han partido por la mitad, ya que con dos niños pequeños y mi marido, que es propietario de una cafetería, he tenido que dejarlos con sus abuelos. Solo espero que todo vaya rápido y terminemos lo antes posible. Se me va a hacer muy largo”, afirma Ana un tanto inquieta.
Otras personas que forman parte de esta “obligación” de la democracia son los interventores que colaboran con las distintas fuerzas políticas que se presentan a estas elecciones. Son en su mayoría jóvenes, que aprovechan para sacarse algún dinerillo (unos 30 euros) y que son simpatizantes o militantes de los partidos políticos a los que representan. Es el caso de Clara, interventora por el PP y estudiante de tercero de Derecho. Es la primera vez que realiza esta función y explica: “Mi tarea es que no falten papeletas de nuestras candidaturas. También informamos a la gente de donde están y les acompañamos a las cabinas para que ejerzan libremente su voto. Si podemos -prosigue Clara-contamos las papeletas que cada ciudadano coge y así obtenemos una muestra de datos a pie de urna que luego pasamos a nuestros coordinadores”.
Completan la nómina de trabajadores en este día de elecciones alrededor de 4.000 agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, 1.637 representantes de la Administración en las mesas electorales y 155 personas de la Delegación del Gobierno en Aragón. A ello se suman las personas que trabajan en el INE y en las Juntas Electorales. Los representantes de la administración que deben asistir a las personas que están detrás de las urnas les recuerdan, al inicio de la jornada, la normativa electoral vigente y algún que otro pequeño consejo muy útil; como rellenar y firmar todos los formularios y papeles antes de empezar y que a la menor duda que se les presente con un voto, lo den por nulo. También les recuerdan que mantengan al margen de las mesas a los interventores de los partidos y que al menor problema con cualquier ciudadano llamen al policía que se tiene asignado. Algo que normalmente nunca ocurre porque todos comparten la necesidad de llevarse bien por unas horas, asegura L.T, Agente de Policía de la Comisaría de la Avenida de Valencia, y que está destinado en este colegio electoral.
Unos 38.000 jóvenes aragoneses ejercen su derecho al voto por primera vez en unas elecciones generales. De ellos más de 27.000 lo harán en Zaragoza. Arantxa se estrena por primera vez en unos comicios electorales. Acude “in extremis” a la cita electoral recién llegada de Barcelona, de donde viene de visitar unos parientes y amigos. “Creo que es muy importante que todo el mundo participe. Si queremos cambiar algo hay que mojarse”, asegura con rotundidad esta joven que cursa estudios de Magisterio. La jornada se hace más tranquila por la tarde. Es tiempo de charlar y de conocerse un poco mejor.
Las anécdotas y rutinas se suceden a lo largo de la jornada. No falta quien vuelve tras sus pasos a recoger el DNI que se ha olvidado. Todos son vecinos de la zona y muchos se conocen de vista. En el caso de Roberto, que trabaja como médico en el centro de salud de la zona, casi todo el mundo le reconoce y le expresa sus “condolencias” por tener que sacrificarse en aras de la democracia. “Nosotros somos los verdaderos presidentes de la democracia”, afirma. Nadie de los presentes lo discute, son una parte fundamental de la sociedad en esta jornada de votaciones y que, a pesar del pequeño consuelo de la remuneración económica y del deber cumplido, vaticina un largo día que, con seguridad, durará algún tiempo más del que marca el horario de apertura y cierre del colegio electoral. “Esta mañana estábamos citados 45 minutos antes de la apertura, para organizarlo todo”, declara Ana.
A esto, habrá que sumar el tiempo destinado para el recuento y escrutinio de los votos. Este año como novedad, el 86% de los colegios electorales contarán con un sistema telemático que permite enviar los datos en tiempo real directamente al centro de recuento electoral de Madrid. Una medida que contribuye al ahorro económico y de los tiempos de trabajo, con menor posibilidad de error, al disminuir los intermediarios.
Se acerca la hora del cierre. Por la puerta entra algún rezagado que con el tiempo justo logra depositar su voto a tiempo.
A un minuto de la hora de cierre del colegio, el Agente de Policía me invita, de forma muy cordial, a abandonar la sala. Nadie excepto los representantes de la mesa electoral puede estar presente. A partir de ahora, el presidente y los vocales abrirán las urnas y comenzarán el recuento de los votos emitidos. A un lado los nulos, y en otros montones los de cada formación política, que serán anotados en el formulario correspondiente. Después se enviarán los resultados por una PDA instalada a tal efecto por la empresa INDRA, encargada de suministrar los soportes tecnológicos necesarios para la trascripción numérica de los votos y agilizar así su escrutinio, en una jornada que legitimará, pasadas las 23 horas de hoy domingo, a un nuevo gobierno encargado, por mandato de la soberanía popular, de afrontar los retos de nuestro país al que ya le contemplan más de 30 años de democracia participativa.
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