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Para iniciar a los niños en el hecho teatral, Teatro Arbolé ha adaptado al mundo de los títeres “Blancanieves”, el inmortal cuento de los Hermanos Grimm, que ha pasado de generación a generación a través de la comunicación oral entre padres e hijos. Se trata de una versión realizada por Iñaqui Juárez muy original y creativa. Esta obra pertenece a una trilogía de cuentos creada por esta compañía para los más pequeños, que completan «Los Tres Cerditos» y «¿Caperucita Roja?». La obra se representará en la Sala del Teatro Arbolé de Zaragoza este fin de semana, los días 23 y 24 de febrero, a las 18,00 y las 12,00 horas, respectivamente.
La novedad de este espectáculo radica en que Arbolé ha utilizado para la construcción de los personajes objetos cotidianos, conocidos por todos y que muchas veces se tiran a la basura, con el objetivo de potenciar la imaginación de los niños. Para ello utiliza elementos de limpieza para fabricar, delante de los espectadores, todos los personajes de este clásico. En el ánimo de esta compañía de ir siempre un poco más lejos, ha querido hacer algo distinto, una obra sin muñecos al uso, donde los personajes son botes de limpieza, cepillos, bayetas…
La capacidad evocadora de los niños hace que desde el principio vean a Blancanieves en el mocho de una fregona, se emocionen con la pena de un recogedor de basura y se rían con los enanitos botes de un limpiador de vitrocerámicas. Es otra manera de contar historias que, no por su sencillez, deja de ser compleja. Cuentos con una cierta visión del mundo y, sobre todo, del bien y del mal, de allí proviene el éxito y la fuerza eterna de estos relatos: de su vocación pedagógica y moralizante.
La trama es la clásica: los celos de la madrastra hacia Blancanieves siguen siendo el elemento fundamental de este cuento con final feliz. La bella doncella se adentrará en el bosque para salvar la vida y allí se encontrará con los enanitos. Pero los celos por su belleza llevarán al conflicto.
