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Verónica Forqué y Santiago Ramos en la presentación de «Ay, Carmela» en Zaragoza |
AY, CARMELA nos cuenta una historia basada en la guerra civil; una pareja de cómicos que se encuentran entre los dos bandos, el republicano y el nacional. Carmela y Paulino regresan a valencia, pero en el camino se pierden y entran en zona nacional, allí son detenidos y encerrados en un colegio, donde se hacinan los prisioneros capturados. Todo parece indicar que van a ser fusilados, pero al enterarse un oficial italiano de que son cómicos, les hace una oferta para que trabajen como actores del bando nacional. La posibilidad de salvar la vida pasa por interpretar una comedia, pero ésta choca de lleno con la ideología de los espectadores que esa noche presenciarán la función.
¡Ay, Carmela! arranca con el encuentro entre Paulino, superviviente, y Carmela, recién muerta, Existe un espacio: un escenario vacío, real, y un espacio verbal construido por la palabra de los personajes que se refieren al gran desconocimiento que existe entre el ser humano vivo y el ser human muerto.
Es la metáfora de España, de la España de nuestra guerra civil, en Belchite, una ciudad que existe, con un teatro Real que existe y que se llama Teatro Goya.
Peter Brook decía que “en un escenario vacío todo es posible”. Esto lo cuenta Sanchís Sinisterra en dos actos y un epílogo que se inician de la misma manera. Paulino es un perdedor, está solo en un teatro vacío, donde sólo existen un par de objetos reales: una vieja gramola y una bandera republicana medio quemada.
Todo ello, cargado de un sentido que se va revelando progresivamente en el transcurso de la acción dramática. Bandera republicana, canción republicana, fusilamiento de Carmela y un Paulino que lo ha perdido todo y al que no le quedan más recursos que los naturales, como tirarse pedos mientras recita pomposos versos de un romance de clara tendencia fascista, “Castilla en armas”.
Carmela entra en escena por primera vez en ese momento. No sabemos si invocada por Paulino o si, como dice la propia Carmela, para encontrarse con él. A partir de ahí, los dos personajes reavivan una realidad que tiene mucho de doloroso para Carmela, que ha tomado conciencia social y a la que esa toma de conciencia ha llevado a la muerte.
El acomodaticio Paulino ha aceptado las sugerencias de un superior, un teniente italiano, para llevar a cabo una representación tan burda y grosera como los pedos de los que hace alarde. Él mismo dice que “los pedos son la degradación del arte”.
Carmela sabe que esa representación teatral va dirigida a un público muy especial: los prisioneros de las Brigadas Internacionales que van a ser fusilados al día siguiente. En Carmela aparece al madre, la mujer y la amante y en plena escena grosera, con burlas a la bandera republicana, ella toma partido
y se pone a cantar el ¡Ay, Carmela!, canción republicana popular, creando el gran desconcierto que la lleva a la muerte.
En el epílogo, Carmela intenta convencer a Paulino de que la memoria histórica es necesaria, que las personas somos como la vida que ha querido que seamos y tenemos que ser conscientes de nuestras palabras y de nuestros actos.
FUNCIONES
Jueves 14: 19.00h
Viernes 15: 22.00h
Sábado 16: 19.00h y 22.00h
Domingo 17: 19.00h
12 Comentarios. Dejar nuevo
Solo he visto la pelicula, y creo que tiene que ser díficil superarla.
Pero todo puede ser, aunque no me fio de tanta buena critica
Santiago Ramos es un auténtico crack. Es inexplicable que nos ofrezca su talento en tan contadas ocasiones.
Verónica Forque también es buena (no vaya a tener celos).
jeje.
He tenido la suerte de poder ver la representación este domingo en Zaragoza y recomiendo a todo aquel que tenga la posibilidad que vaya a verla, ambos actores estan que se salen y la obra goza de total actualidad (mal que me pese)