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Bus Ateo en Barcelona |
Ahora resulta que la campaña del “Bus Ateo” es anacrónica (a juicio de nuestro alcalde), pero los crucifijos en las escuelas y los despachos de las instituciones públicas no lo son. Cuando los librepensadores se hacen visibles, estalla la polémica. Sin embargo, las manifestaciones religiosas en las calles, los obispos pronunciándose sobre cuestiones políticas… eso no escandaliza a nadie. Y si defendemos en voz alta la razón, al hombre libre en una sociedad libre y el laicismo (es decir, la neutralidad de los Estados, ni más ni menos…) se nos teme como al “hombre del saco”.
Los laicistas no defendemos que se prohíban las religiones (en cambio, las más cruentas persecuciones religiosas las han promovido unas confesiones contra las otras), sino, por el contrario, la libertad de cada individuo a escoger y expresar su propia Fe, además de la separación radical de la Iglesia y el Estado y el acomodo de las religiones a la Ley. Acogemos las creencias religiosas como un derecho, pero nunca como un deber, apoyamos una escuela pública en la que sólo tenga cabida lo verificable y rechazamos los sectarismos identitarios. ¿Ser ateo es anacrónico? Yo diría, más bien, extraordinariamente avanzado. ¿Ser ateo es irrespetuoso? ¿Es Francia, el estado más consecuentemente laico, un país incivilizado u opresor?
Así que aprovecho este blog para aplaudir públicamente la iniciativa del Bus Ateo y difundir su alentador mensaje:
“PROBABLEMENTE DIOS NO EXISTE. DEJA DE PREOCUPARTE Y DISFRUTA DE LA VIDA”
Dicho queda.
2 Comentarios. Dejar nuevo
Ole ole y ole. Bien dicho, aunque siemrpe se puede poner la ley que promovió el programa «Salvados», poniendo en el bus que Dios es agnóstico.
Hay que impulsar iniciativas como esta para hacer visibles a los ateos, reivindicar la laicidad y acabar con el clericalismo de esos políticos trasnochados que no saben distinguir sus creencias personales de sus responsabilidades como representantes de los ciudadanos de un Estado que, como dice la Constitución, no tiene ninguna confesión. Gracias a los ateos por su defensa de la libertad de conciencia.