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Estoy como el día, gris. Es curioso, siempre he detestado el baturrismo, los peñistas, las ofrendas y los trajes de lagarterana. Sin embargo, acabo de regresar de pasar el puente lejos de Zaragoza… invadida por la nostalgia.
No es que el amor sea ciego… es que es un psicópata, un talibán. Con la de peces que hay en el mar, yo me enamoré de un guardia civil afincado en un pueblecito de la provincia de Soria. El Día de la Patrona de la Benemérita me llevó a misa de doce y a un vino español, donde con el alcalde, el juez, el cura y otras autoridades, brindamos por el Rey. Yo, atea, internacionalista y republicana, me descubro reprimiendo las ganas de salir corriendo. Sí, amigos, mi vida se ha convertido en una película de Berlanga…
…Y la convivencia. ¿Qué me decís de la convivencia? “Ese es mi lado de la cama”, “me he pasado la mañana barriendo pelos tuyos”, “el cepillo de dientes no se deja ahí -¿quién lo dice?, muéstrame la norma escrita que lo fundamenta…-”.
El amor nos idiotiza, nos enmascara; y la pasión nos ciega. Por amor somos capaces de impostar, de mentir y de mentirnos, de renunciar y sacrificarnos. Es un foco para insectos, una montaña rusa, un ansiolítico, un tirano, un veneno dulce que nos desorienta y nos lleva por caminos extraños. Y nosotros, felices y encantados.
Porque el amor, encontrarlo y vivirlo, también es una bendición. Los momentos buenos compensan, sin duda, los malos. Y sin amor, todos los días serían tan grises como éste.
(Te echo de menos, picoleto…)
4 Comentarios. Dejar nuevo
Ay, esa Lola…y esa Ana, que cada día escribe mejor. Te echo de menos, guapa. y felicidades por el blog! un abrazo para la redacción