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Vista de Zaragoza, una de las mejores ciudades del mundo | S.G. |
Hace unos días mi compañera Ms Marrod defendió en este blog su naturaleza innata de pueblo. No sé si será porque yo nunca he tenido de eso o porque, después de veinte años en la ciudad, el humo de los tubos de escape ha hecho mella en mi, ya de por sí insano, cerebro. Sea lo que sea, desde aquí me declaro con orgullo urbanita de pura cepa.
Gente por doquier, tráfico, edificios altos, ruido… Actividad al fin y al cabo. Eso es lo que me gusta y eso es lo que quiero defender. Por supuesto, como todo en esta vida, si se toma en exceso puede saturar y sentar mal. Por eso, Zaragoza es una gran ciudad para vivir. Gozas de las ventajas de un pueblo como saludar a la gente cuando sales de casa (es imposible salir y no toparte con un conocido, ya sea para bien o para mal); en poco tiempo llegas a cualquier barrio gracias a los medios de transporte; y existen zonas verdes para aquellos pseudoamantes de la naturaleza que quieren pisar algo que no sea el liso y duro asfalto. Por otro lado, puedes disfrutar de lo mejor de una ciudad medianamente grande: comercios, gran variedad de actividades, espectáculos, cines, teatros, bares, zonas de marcha, arquitectura, escultura, arte, historia, numerosos centros educativos, servicio de transporte público, estación de tren, aeropuerto… y una larga lista de servicios a disposición de ciudadanos y visitantes que no termina nunca.
Hace unos días tuve que ir a un pueblo aragonés de cuyo nombre no me quiero acordar. Un lugar tranquilo, sosegado, con su parte urbanizada rodeada de campo y naturaleza… ¡Vaya! todo lo que realzan los que adoran estos parajes. En seguida, mi pueblofobia se activó. A las 9 de la mañana no había ni un alma por la calle. Sólo se oían cuatro pájaros de los que, he de confesar, deseé su muerte y un sonido indescriptible proveniente, seguramente, de algún bicho inmundo que merecería más que la muerte (sí, salvemos a las ballenas. Pero no a los insectos, lo siento). Como tenía tiempo suficiente para perder, decidí dar un paseo por aquel pueblo. En diez minutos estaba todo visto, así que me di al vicio y la perdición y aposenté mi ser sobre la silla de un bar para consumir café sin control bajo una leve brisa heladora y artificial procedente del, siempre agradecido, aire acondicionado. No sé si fue por instinto o qué, pero aquello era lo más parecido a la ciudad que encontré y donde más cómoda me sentí.
No sé si aquel sitio percibió mi recelo, pero la tan sabia naturaleza me devolvió la jugada con un ataque, cuanto menos asesino, de una avispa homicida. Y es que la gente se podrá reír cuando lo digo, pero los bichos (da igual la especie, son todos iguales), se harán con el mundo. Tienen ansias de aniquilar y las primeras víctimas serán los seres humanos. Por eso, aunque los expertos digan que son necesarios para la evolución y desarrollo del mundo, deben ser exterminados. Llámenme exagerada o no me crean, tampoco creyeron a Melanie Daniels (Tippi Hedren) en Los Pájaros de Hitchcock cuando decía que esas aves que todos adoraban le atacaban y luego el pueblo de Bodega Bay terminó como terminó…
Y eso me pasó por salir de la poblada, inhumana y estresante urbe. Así que desde aquí hago una defensa pública de la ciudad, metrópoli, urbe, civilización o como le quieran denominar. Y más en concreto, de la ciudad de Zaragoza.
21 Comentarios. Dejar nuevo
Me declado públicamente fan tuya, Nina Brava
¡Rezumo orgullo y alegría por tal honor!
mira cuando vuelvas a ese pueblo, compras cerveza y te das una vuelta en tu troka pones musica (corridos o country) y disfruta el paisaje y no estar en la pinche ciudad que da asco estar aqui (te lo digo yo que neta no me gusta la ciudad y creo que terminare viviendo en una) soy de mexico del estado de chihuahua y de la ciudad de guerrero que es lo mejor ser de ahi tu no sabes lo que es crecer en esos lugares todo lo que te pasa y las grandes aventuras que vives
Your posting really stergihtenad me out. Thanks!