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El claxon se puso en los coches para algo. Pero estoy seguro de que el comité de sabios inventores de bata blanca que en algún momento histórico decidió ponerlo ahí no lo hizo para que los conductores liberaran adrenalina.
Hay veces en que uno no sabe porqué le están pitando. Ni siquiera si te pitan a ti o a quien. Porque unas veces ves braceando y despotricando henchido de furia a alguno de los demás conductores y así lo reconoces pero otras son personas que se han habituado a pitar por todo. No pones el intermitente, pitan. Vas despacio, pitan. Se caga una paloma en el parabrisas, pitan. Pero así, como el que eructa, con la misma naturalidad.
Y el colmo de la estupidez y de las ganas de matar a los demás de un ataque de ansiedad es el de estar en un atasco y venga a pitar; y dale: ¡Pi, pi, pi! Que dan ganas de salir del coche y gritarle si en algún momento ha pensado en serio que gracias a sus enloquecedores pitidos va a contribuir a que el tráfico avance. Yo creo que esta gente que pita y ruge dentro de sus coches realmente lo que hace es expresar ideas y emociones. Mas concretamente un “Pi” se podría traducir como “estoy harto de mi vida y no puedo soportarlo mas, por eso me dedico a joder al personal”. Mención aparte merecen los que se ven dentro de sus habitáculos desencajados de ira y braceando al aire, desgañitándose de rabia. . . con las ventanillas subidas. Yo creo que es un simulacro de lo que quisieran ser: tener las narices de insultar a alguien a voz en grito defecándose en sus familiares mas allegados y profiriendo amenazas de violencia. Pero como digo, es un simulacro, pues mientras lo hacen están bien protegidos por las puertas con seguro y con las ventanillas subidas para que el insultado no oiga las barbaridades que le está soltando. Así pueden llegar luego al trabajo y seguir con la cabeza agachada recitando el “si, bwana”.
Claro, no se puede quitar el pito de los coches porque sí tiene un uso correcto. Lo que haría sería otra cosa. Tal vez que desde el coche se pudiera seleccionar el sonido a emitir: “dominguero”, “pero donde vas”, “pero quítate de en medio”, “¡listo!”, “tonto del culo”, “tia buena”, “esto es un sin vivir”. Así al menos sabríamos a que atenernos.
Pero se me ocurre otra cosa aun mejor: ya que la mala hostia del mundo moderno parece un mal imposible de desterrar, lo vencería con otro mal: el dinero. Cada pitido debería costar un euro que inmediatamente sería descontado de la cuenta corriente.
Ya verías, ya. Las calles de Zaragoza serían más tranquilas y civilizadas que las de Berlín.
8 Comentarios. Dejar nuevo
lo que habria que hacer es librar a los ciudadanos de la lacra del automovil.. para cuando una ciudad sin coches???? ya verias que rapido se pasarian los malos humos.
Cierto!