Gracias Paolo

La habitual garra de Quinteros

Sábado raro, como están siendo todos los días desde lo ocurrido el miércoles en Barajas. Justo las fechas en los cuales el país había dejado un poco de lado su depresión económica, gracias a la combinación «vacaciones+fiestas varias+Juegos Olímpicos», sucedió lo que sucedió el miércoles por la tarde y la seriedad regresó al rostro de todos.

Y en esas seguimos, la televisión funde las alegrías deportivas con las secuelas del accidente, que quizás entran en su fase más morbosa y, por lo tanto, más informativamente prescindible. Pero ese es otro debate.

En todo caso, en este colapso subliminal de emociones, hoy me quiero acordar de un deportista casi de nuestra ciudad. No en vano, hemos tenido representación aragonesa en los Juegos Olímpicos, pero desafortunado ninguno de esos deportistas de nuestra comunidad ha tenido demasiada suerte.

Sin embargo, hay un argentino que vive y juega en Zaragoza, pero no, no juega a fútbol, sino a baloncesto. Se trata de Paolo Quinteros, el flamante escolta del CAI Zaragoza, juez y parte del ascenso del equipo rojillo a la ACB.

Se trata de un jugador controvertido, ya que primero masacró al CAI en el playoff de hace dos años, para meses después fichar por el conjunto zaragozano renunciado así a jugar en la ACB. En ese momento muchos se apresuraron a calificarlo como pesetero y similares adjetivos. Él, por su parte, explicó que lo hacía para crecer como jugador y crecer en un proyecto.

Un año después Paolo Quinteros le endosó este último viernes 12 puntos en los Juegos Olímpicos a la todoperosa Estados Unidos en, nada más y nada menos, que la semifinal. Y no solo los puntos, Quinteros tuvo un papel muy destacado en la honrosa derrota argentina.

Hasta ahí ha llegado Quinteros con su calidad y su esfuerzo. Pasar de jugar la liga LEB a disputar el citado partido es algo alcance de muy pocos, como ya pocos son los que dudan de la magnífica profesionalidad que ostenta el menudo escolta.

Sobra decir que el deporte no es lo más noticiable en días como los que estamos pasando, pero no está de más focalizar nuestra mirada hacia delante, especialmente donde podamos encontrar ejemplos de lucha y entrega, aunque sea en campos menos trascendentes como el deporte, campo de ilusiones.

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