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Ante la crisis «ejemplo» a seguir |
Buscando en Internet ofertas de empleo a tiempo parcial para estudiantes, me llamó la atención el siguiente anuncio: “Marido de Alquiler. Realizo pequeños trabajos domésticos, desde colgar cuadros, lámparas, cortinas y rieles hasta instalar accesorios de baño, cocina, muebles y cualquier oficio necesario para tener su hogar a punto. Disfrute de su tiempo libre con tan sólo realizar una llamada telefónica al 655…”
Hay que ver cómo agudiza la gente el ingenio en esta época en la que estamos inmersos en plena crisis. Esto me hizo reflexionar sobre la importancia de tomar medidas preventivas por aquello de que “más vale prevenir que curar”, así que he ideado una serie de hipotéticas soluciones, más bien utópicas, para superar estos momentos.
Para empezar, como a nivel global se supone que el origen del mal es Estados Unidos, deberíamos poner fin a la actividad comercial con el gran país. Lo siento Obama, todavía me caes bien pero no entras en mis planes.
En cuanto a las empresas, si no saben gestionarse, que se nacionalicen, ya que el Estado parece saber muy bien cómo hacerlo. Que los ejecutivos pasen a cobrar un sueldo de funcionario o que se vayan a la calle, puesto que como son tan inteligentes, seguro que se les ocurre otra forma de ganarse la vida que a los humildes asalariados, no.
A nivel más personal, dejemos de gastar dinero en móvil, teléfono y otros elementos de comunicación de pago. ¡Invadamos las zonas WiFi de nuestra ciudad para enviar e-mails y hagámonos adictos a las redes sociales!
De todas maneras, como ya he avisado antes, estas soluciones son más bien improbables. Dada la incertidumbre imperante en cada uno de nosotros con respecto a la evolución de esta situación, expondré a continuación la parte positiva de todo esto, porque la tiene, y a la que habrá que ir acostumbrándose lo antes posible.
Como ha disminuido el consumo, hay menos transporte de mercancías, menos residuos, y menos polución, con el consiguiente freno del calentamiento global y menor consumo de energía. No, si al final vamos a conseguir cumplir los compromisos de Kyoto.
Se acabarán las tonterías de las dietas, la bulimia y los problemas de obesidad mórbida. Como no habrá casi para comer, todos seremos más delgados y no existirá diferencia entre una top model y una adolescente muerta de hambre vestida con un saco de patatas. También disminuirá el consumo de droga, porque cuando no hay dinero “ni pa’ pipas” tampoco lo hay para tabaco ni caballo. Como no habrá contaminación, ni tabaco, ni drogas, estaremos mucho más sanos. Moriremos de hambre, pero eso sí, sanísimos, por lo que la futura generación de gusanos estará perfectamente alimentada. Los gusanos más fuertes de la historia.
Y lo más importante y primordial, pasaremos muchos días largos y sin dinero, de rebajas de mirar mucho y comprar nada, de tardes en casa de los amigos compartiendo anécdotas. Días sin que nuestros jefes nos lleven como geishas por arrozal, de descansar y de disfrutar haciendo cosas baratas como jugar con un paisaje, acariciar la ciudad o seguir vivo.
Si al final va a resultar que el origen de todos los males es el dinero. Deshagámonos de él. Pero no lo quemen ni hagan estupideces, envíenmelo a mí, que yo se lo guardo hasta que termine la crisis al 60% de interés. No se preocupen, soy una entidad solvente.
8 Comentarios. Dejar nuevo
¡Muy bueno! me he reído mucho, especialmente con las últimas ideas. «Como geishas por arrozal» ^^
Pues me apunto a la crisis!!