![]() | |
A medida que pasa el tiempo, me siento más a menudo como un kamikaze en su último vuelo a la eternidad. La vida se escapa y yo me niego a vivirla con actitud de testigo, observando sin implicarme. Hago del carpe diem dogma de fe porque he aprendido que es imposible huir del dolor y del fracaso. Mientras exista, lo haré buscando la intensidad y la pasión a cada paso, aún a riesgo de sufrir.
No solía pensar en la muerte, pero últimamente lo hago. El resultado es una terrible angustia, que se traduce en una suerte de abismo en la boca del estómago. Sin embargo, el hecho de que la vida sea efímera tiene también su lado positivo: la urgencia y el deseo de exprimirla, de dejar una huella indeleble en el mundo y en el recuerdo de los otros. La perpetuidad nos sumiría en la inercia vital y convertiría cualquier momento (también los felices) en aplazable. Saberme mortal hace que aprecie que HOY tengo amor, dicha, salud, familia, amigos, ilusión… HOY no perderé el tren, me aferraré a las oportunidades que me brinde el destino mientras me quede aliento.
Sobreviviré a este lunes, en un ataque suicida a la apatía. Soy el Viento Divino. Una kamikaze que HOY está viva.
2 Comentarios. Dejar nuevo
Te encuentro un poco pesimista esta semana… Pero a mi me pasa lo mismo. Uno no sabe hasta cuando durará la burbuja en la que se encuentra inmerso. Esa pompa en la que nunca pasa nada desagradable y todo funciona «casi» a la perfección. Así que, de momento, hay que disfrutar del día a día, del HOY como tú bien dices. Besos y hasta la semana que viene.
Como dicen (más o menos)en «El lado oscuro del corazón 2»: no veas al tiempo como tu enemigo, también atesora tus recuerdos, tu felicidad y tu futuro.
Yo a eso añadiría que por eso hay que aprovecharlo como tú bien dices, porque el tiempo que nos queda es lo mismo que la vida que nos resta y eso es lo único que tenemos.
¡De voluntarios a la Expo 2186,y bien usadicos, qué coño! :p
*Moni*