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¿Sólo las novias tienen derecho a fugarse? |
Cuando una pareja anuncia su boda, tendría que crear entre los futuros invitados ilusión, expectación, alegría, etc. Sin embargo, en la mayoría de los casos las palabras mágicas “nos casamos” provocan entre los presentes profundos quebraderos de cabeza y ganas de gritar ¡puff, otra vez a soltar!
Y es que las bodas, vulgarmente llamadas “bodorrios”, se han convertido en un fastidio enorme. En vez de emocionarnos porque nuestro mejor amigo o amiga de la infancia ha encontrado a su media naranja y nos quiere hacer partícipes del día más importante de su vida, lo único que se nos ocurre pensar es “¡esta boda me ha matao, porque este mes voy fatal! Desde luego, ¿no podría haber elegido un momento mejor?”
Ya nadie espera expectante a que su hermano, hermana, hijo, hija, etc, decida dar ese gran paso. Porque realmente supone un esfuerzo muy importante para una familia. Ya nada es como antes. De las bodas íntimas con cuatro o cinco familiares se ha pasado a bodas multitudinarias donde, incluso, a veces la novia o el novio no conocen a muchos de los invitados.
Realmente, ser el invitado de una boda es algo que a muchos les cuesta asumir durante meses. No salen en enero porque tienen una boda en julio o no cenan en su restaurante favorito porque se tienen que comprar un modelito. Así están las cosas en el mundo “bodorril”. Todo se ha convertido en un pequeño circo donde la preocupación por saber si das a los novios 150 o 200 euros es mucho más importante que ver como la novia vestida de blanco entra por la puerta de la iglesia en la que desde pequeña había soñado casarse.
8 Comentarios. Dejar nuevo
¿Y para cuando la boda de Trucker Barbie con Biker Ken? jiji 🙂
Pereza es la palabra… PE-RE-ZA