Las nuevas riberas

Zaragoza está sumida en una vorágine de obras, remodelaciones y apaños varios con el objetivo de llegar guapa al 14-J, el día en que se cortará la cinta de la Expo.

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Entre los cambios destaca la nueva imagen de las riberas del Ebro. Por fin, la ciudad empieza a darse cuenta de que tiene un pedazo de río para disfrutar y fardar con la cabeza bien alta (y abrigada en los días de cierzo). Algunos tramos han quedado francamente bien, como el de la avenida Ranillas, con ídem de bronce y todo. Ideal para el paseo dominical o la continua cita de los “mirones” de las obras del meandro.

Pero no es oro, o bronce, todo lo que reluce. Al margen de las algunas pifias como el guadiánico carril bici, sorprende el nuevo aspecto del parque de San Pablo, entre los puentes de la Almozara y Santiago. Curiosamente, las administraciones se han gastado unos cuantos millones de euros en cambiar lo que ya estaba acondicionado y ¡oh sorpresa! los caminitos de tierra y verde han sido sustituidos por duras baldosas. ¿Les sobraban del recinto Expo y no sabían donde ponerlas o es que vuelve la moda de la plaza “dura” que triunfó en los 90? Misterios del urbanismo zaragozano. En fin, siempre nos quedará la esperanza de que bajo las baldosas surja alguna playa.