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Un lector en una plaza de Zaragoza |
Qué poca gente vemos leyendo cuando paseamos por las calles y parques. Bien es cierto que se ha perdido la afición a la lectura. Pero qué placentero sigue siendo leer un buen libro bajo la sombra de un árbol en el parque.
Hace unos días, cuando llegó el buen tiempo, daba un paseo por un parque de la ciudad y me fijé en una pareja. El hombre tumbado apoyando su espalda en un árbol, y ella con la cabeza acostada en la panza de él. Era una imagen difícil de ver, tanto la de dos jóvenes leyendo, como que lo hagan en un parque.
Antes ambas cosas eran más comunes. Quizás ahora nos da algo de vergüenza admitir que leemos, y por eso lo hacemos en bibliotecas, en casa, o incluso en alguna de las pocas librerías que tienen un espacio para ello.
También me sorprendo a mí mismo pensando que desconozco los puntos de intercambio de libros de forma gratuita, tan populares en otras ciudades. Yo, que soy lector, no se dónde se sitúan en Zaragoza. Supongo que también me he acostumbrado a leer en casa, y no me animo mucho a buscar otro sitio.
No es que quiera obligar a leer libros, cada cual es libre de elegir. Pero sí que me llama la atención que se haya transformado en una actividad privada. Los apasionados por la lectura deberíamos leer delante de todos. A lo mejor al salir a leer al parque, un niño nos vea y quizás el siguiente en coger un libro bajo ese árbol sea él.
9 Comentarios. Dejar nuevo
Thanks Steph! There are some hardier, cold-friendly grepas that do perfectly well in winter (like the Finger Lakes region). I think if you picked the right kind you could definitely make it work since they are dormant in winter anyway! 🙂
Hola!!Que9 fotos me1s bonitas en la Plaza del Torico. Somos Emilio y Susana, los chocis que este1bamos con Lobito Colmi el domingo por la tarde a la puerta del restaurante en Teruel. Le hemos echado un vistazo al blog, y los veddeos son una caf1a. Y las fotos Nos hemos partido la caja sobre todo con esa que tiene el tedtulo de El tedo que me lleva se ha ido Mucho e1nimo y no hagas mucho caso de los intolerantes. No tienen mejor cosa que hacer que ser intolerantes Mira, yo (que soy Emilio, el chico) le coged pe1nico a los perros con siete u ocho af1os que tendreda (porque jugando al ffatbol en la calle vi a un pastor belga marcarle en el culete a un amiguito), pero cuando conoced a mi mujer ella terminf3 por convencerme de que no hay motivo para tenerle miedo a los perros. Y hoy ya ves, Iris (la pequef1a) y Robin (el grandote), y ni rastro de que alguna vez les tuve miedo a los perros Vamoooos! Feliz viaje! Te seguimos. Un abrazo.