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Siempre que acaba la liga de fútbol comienzan mis vacaciones y mi sobredosis de televisión. Veo lo que quiero y a la hora que quiero sin ningún tipo de condicionante. Es mi turno. Mi oportunidad, aunque sea tan sólo por un mes, de tirarme en el sofá y empaparme de series y programas absurdos, pero no menos absurdos que ver correr a 11 “machotes” detrás de una pelota de cuero mientras un grupo de animales grita y se desvive desde las gradas.
A mi no me disgusta el fútbol. Tengo dos hermanos y mis padres también son “adictos” a este deporte así que desde chiquitina me he tragado todos los derbies, copas, ligas… y a saber qué más cosas que no recuerdo. Lo que no soporto no es el deporte en sí, sino la tremenda absurdez de ver en un día cinco partidos seguidos de los cuales, el equipo que te gusta tan sólo disputa uno.
En tan sólo unos días comienza el Mundial y volvemos a la misma historia. Los fanáticos del fútbol no sólo van a ver a España contra quien sea, sino que también van a ver a Ghana contra Argelia; a Costa de Marfil contra Japón y si compitiera el equipo de Garrapinillos contra el de Utebo también acapararían el salón de la casa con patatas y cerveza por doquier para disfrutar de un gran partido.
En fin, que tan sólo me quedan nueve maravillosos días de relax para disfrutar de unos “birriosos seriales” que no tienen nada que envidiar a un majestuoso Mundial de Fútbol.